jueves, 20 de septiembre de 2012

MI PERCEPCIÓN DOCENTE


Mi percepción  docente
Me acuerdo perfectamente del  mes de julio  de 1983, fecha en que  el Benemérito Instituto Normal del Estado  “Juan  Crisóstomo Bonilla” entregó a la sociedad una generación más de mentores de la cual formaba parte, y  me sentía orgulloso porque se  cristalizaba mi  esfuerzo , dedicación y sacrificio de cuatro años de estudio  en la obtención de  mi  título como Profesor de Educación Primaria.  
Mi satisfacción alternaba ahora con un nuevo reto, mi  ingreso al servicio para  ejercer la noble tarea de ser maestro. Ser persistente no es  fácil, comparando, es como participar en una maratón donde la resistencia es una condición primordial. ¡Uf!, al fin el  16 de octubre de 1983, la Secretaría de Educación Pública del Estado respondió satisfactoriamente  a mi petición otorgándome la orden de adscripción  para   ejercerla  en  la Escuela Primaria Federal “Emiliano Zapata”, ubicada en la junta auxiliar de Tuxtla, Zapotitlán de Méndez; Puebla, bellísimo lugar de la Sierra Nororiental del Estado.
 Llegar a Tuxtla en ese tiempo no era   fácil,  implicaba caminar hora y media con la mochila  a cuestas con  víveres, ropa y  algún otro implemento, pero no importaba, si lo que deseaba  era conocer  a mis alumnos.  Bueno, y como dice el viejo refrán: “no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla”.  Así, la mañana del 27 de octubre de 1983  llegue a Tuxtla  mi comunidad, sí, digo mi   comunidad porque las circunstancias me  invitaban  a trabajar y a convivir con ella. El maestro Tobías, Director de la Escuela y  al que todos llamaban Tobi  me asignó el  primer grado grupo B  de 38 alumnos, de ellos: cuatro hablaban  español  y totonaco, el resto hablaba más totonaco que español. De momento esta situación me pareció difícil, pero muy difícil y hasta llegue a pensar que era imposible  enseñar matemáticas, a leer y escribir a mis niños en estas condiciones. De pronto, como si hubiera evocado a mi progenitor, escuche con voz firme sus sabias palabras que siempre me dijo: hijo en la vida  nada es  fácil, pero tampoco imposible, la vida tiene sus dificultades,  se creativo y sobre todo ten la fe de que lo emprendas lo vas a lograr. De verdad que esta situación me  invitó  a platicar  con mi conciencia y  a  reflexionar el  cómo enfrentar y  resolver las dificultades o bien caer en la mediocridad. Aunque  me angustiaba un poco, debo decir  que esta situación la considere  como una  ventana de oportunidad a fin de demostrar mis conocimientos  y estrategias para enfrentar el  reto, ya que mi  meta giraba en torno a que todos mis alumnos aprendieran matemáticas, a leer y escribir. Con  firmeza  y tino aplique a algunas   estrategias: establecí  comunicación permanente  con mis compañeros docentes de más antigüedad en la escuela  y de zona, para que me compartieran sus experiencias en torno a la aplicación del método global de análisis estructural para la enseñanza de la lectura y escritura que estaba en boga en esos tiempos, investigué más sobre que otros métodos pudiera aplicar, elaboré  un diccionario español totonaco a efecto de favorecer la  comunicación maestro alumno, aproveché la fortaleza comunicativa y el  liderazgo de  mis alumnos : Nazario, Yolanda, Heraclio y Lucila para que apoyaran a sus compañeros en su aprendizaje; finalmente  opte por laborar  tres veces a la semana con el grupo en horario extra clase combinando los objetivos   con  la música y la pintura . Mis  resultados no fueron excelentes pero tampoco desastrosos; ya que la mayoría de alumnos aprendió a leer,  a escribir y lo elemental de matemáticas. Puedo externar  con honestidad  que supere el reto, y se acrecentó mi pasión por enseñar, gracias a la vida que ya me dio la oportunidad  de ejercer 29 años en educación distribuidos en los niveles de: Primaria, Secundaria y Medio Superior. Sin embargo, haciendo eco a las palabras de Miguel Ángel Cornejo “el maestro jamás debe ser  un producto acabado”, en este sentido mi primer  año  de servicio  docente me hizo entender que debo estar en constante proceso de capacitación y actualización, ser creativo e  innovador entre otras cosas. Mi  tránsito de docente a directivo ha sido consecuencia de mi dedicación, responsabilidad y entrega al trabajo, de innovar para generar cambios en lo personal e institucional,  de diseñar  metas, de atreverme a enfrentar retos  y de apostarle siempre a la superación profesional y laboral como expectativa.
Actualmente desempeño la función  de jefe de enseñanza en la zona 7 de Escuelas Secundarias Técnicas, me preocupo y ocupo en conocer planes y programas de educación básica vigentes  para: orientar, asesorar y acompañar a los docentes en el proceso enseñanza aprendizaje, en contribuir y  proponer acciones de mejora para elevar la calidad educativa,  en participar en el Consejo Técnico Consultivo, en promover  la evaluación  como herramienta para mejorar, en promover la capacitación y actualización del personal en función de sus necesidades y en fomentar la comunicación de todos los actores educativos. Estas acciones las ejerzo con un alto sentido profesional,  responsable y  comprometido en lo  personal; con el firme propósito de  trascender.
de la rosa fuentes_palemón_MiPercepciónDocente.doc.

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